La ex primera dama es como los asistentes virtuales de las compañías telefónicas: aunque usted no la vea, siempre está ahí.
“Él le comunicó a su hermana, mi esposa, que había llegado a un acuerdo, y ella no estuvo de acuerdo. Entonces le pidió que me visitara para que me lo explicara. Él vino a mi casa y me contó que había pactado con el Ministerio Público, cediendo sus bienes a cambio de que lo dejaran en libertad y sin más persecuciones. Yo le respondí: habrás cedido tus bienes, pero también entregaste tu honor, tu seriedad y tu integridad; eso no tiene precio. Podrás evitar las rejas de una prisión, pero quedarás preso tras las rejas de la sociedad, y eso es incomparable. No debiste hacer ese acuerdo, aunque entiendo que fue tu decisión. Yo no la comparto en absoluto, porque un hombre no debe empeñar su honor y su dignidad a cambio de tranquilidad después de cuatro años de persecución sin que jamás lo sometieran a la justicia”.
Aunque pareciera lo contrario, Danilo termina defendiendo a su medio cuñado, al asegurar que fue víctima de persecución.
En las películas que suelo ver, el valor de un testigo depende de las pruebas que pueda aportar. Lo cierto es que una investigación reciente revela el desvío de 57 millones de dólares en las EDES y el uso irregular de financiamientos por 488 millones más.
Hoy, mientras nos escandalizamos por los pitos de casi dos mil pesos de la Digesett, los números de las irregularidades del pasado reciente en la administración pública empequeñecen cualquier cosa.
No creo que alguien se atreva a contar hasta ahí sin el visto bueno del presidente de la República.
Hoy repito lo mismo que ayer: el expresidente debe ser sometido, por amemao.
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